El tour por Reims arranca con un paseo por el majestuoso Parque Champagne, el pulmón verde más gigante de la ciudad. Localizado al sur, abrazado por el río Vesle y la autopista A4, este lugar es un verdadero remanso de naturaleza y paz.

El parque lleva el nombre de la famosa bebida burbujeante que sale de las tierras de Champaña-Ardenas. Con una extensión de 22 hectáreas, presume de un lago, una cascada, colinas, un parque infantil y varias esculturas.

El sitio es una invitación a fundirte con la naturaleza y el arte en el sur de Reims. Fue creado en 2005 como parte del proyecto urbano Reims Sud, que transformó la ribera del río Vesle en un moderno y animado barrio residencial y comercial. Este paraíso verde nació sobre las antiguas canteras de yeso que se explotaron desde el siglo XIX hasta los años 70.

Con sus 22 hectáreas de extensión y sus múltiples elementos distintivos, este parque te dejará sin aliento. Uno de sus tesoros es la Isla del Lago, un pedacito de paraíso artificial que se eleva sobre el agua, conectada por un elegante puente. Desde allí, las vistas del parque y la ciudad te dejarán fascinado.

Además de estos regalos de la naturaleza, el parque alberga un lago, una cascada, un área de juegos para los peques y varias esculturas. Un lugar perfecto para descansar, organizar un picnic, sumergirte en un buen libro o simplemente perder la mirada en el paisaje y la naturaleza de Reims.

Es el inicio perfecto para un día lleno de sorpresas y descubrimientos en este itinerario que promete dejarte maravillado. ¡Adelante, descubre el encanto del Parque Champagne!

Al comprar este tour por Reims, vas a acceder a un secreto sorprendente del Parque Champagne que tiene que ver con la historia del vino y con una obra famosa.

Después de pasear por el Parque Champagne, te sugiero visitar el Museo del Automóvil de Reims, uno de los más interesantes y completos de Francia. El museo se encuentra a unos 10 minutos en coche del Parque Champagne, en la avenida Georges Clemenceau.

Fue fundado en 1985 por Philippe Charbonneaux, un diseñador de automóviles que trabajó para marcas como Renault, Citroën o Chevrolet. El museo ocupa un antiguo garaje de los años 30, que tiene una fachada de ladrillo y una cúpula de cristal. El museo alberga más de 230 vehículos de todas las épocas y estilos, que se distribuyen en varias salas temáticas.

El sitio está dividido en varias salas temáticas, como la sala de los pioneros, la sala de los deportivos, la sala de los utilitarios o la sala de los prototipos. El museo también organiza exposiciones temporales sobre temas relacionados con el automóvil y la sociedad.

En la sala de los pioneros podrás ver los primeros modelos de automóviles que se fabricaron a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Algunos ejemplos son el De Dion Bouton, el Panhard Levassor o el Ford T. Estos vehículos eran verdaderas obras de arte y de ingeniería, que revolucionaron el transporte y la movilidad.

Otra sección interesante es la sala de los deportivos donde podrás ver los modelos más rápidos y potentes que se han creado a lo largo de la historia. Algunos ejemplos son el Bugatti Type 35, el Ferrari 250 GT o el Lamborghini Countach. Estos vehículos son el sueño de cualquier aficionado a la velocidad y al diseño.

Por su parte, en la sala de los utilitarios podrás ver los modelos más populares y prácticos que se han usado para fines cotidianos o profesionales. Algunos ejemplos son el Citroën 2CV, el Volkswagen Escarabajo o el Renault 4L. Estos vehículos son un símbolo de la cultura y la identidad de diferentes países y regiones.

En la sala de los prototipos podrás ver los modelos más innovadores y futuristas que se han diseñado para explorar nuevas posibilidades y tendencias. Algunos ejemplos son el Renault Espace F1, el Peugeot Oxia o el Citroën Karin. Estos vehículos son una muestra de la creatividad y la tecnología aplicadas al automóvil.

El museo está abierto de martes a domingo, de 10:00 a 12:00 y de 14:00 a 18:00 horas. La entrada cuesta 9 euros para adultos y es gratuita para menores de 18 años. También puedes optar por una visita guiada o una audioguía por un suplemento.

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El museo es increíble, pero tu siguiente parada será extraordinaria. El tour por Reims te lleva a conocer el Centro Histórico, el barrio más antiguo y emblemático de la ciudad. El Centro Histórico se encuentra a unos 15 minutos en tranvía del Museo del Automóvil, en el centro de la ciudad.

El Centro Histórico es un lugar lleno de historia y de belleza. Aquí podrás ver edificios de los siglos XII al XVIII, con fachadas de piedra y vidrieras, adornadas con esculturas y relieves. También tiene calles estrechas y empedradas, plazas animadas, tiendas de artesanía y gastronomía, y monumentos emblemáticos.

Entre los monumentos que podrás ver en el Centro Histórico se encuentran la Catedral de Notre-Dame, una obra maestra del arte gótico que fue el escenario de las coronaciones de los reyes de Francia; el Palacio de Tau, un palacio renacentista que alberga el museo de la catedral y las joyas de la corona; la Basílica de Saint-Remi, una iglesia románica que guarda las reliquias de San Remigio, el obispo que bautizó a Clodoveo I; y el Porte Mars, un arco de triunfo romano que es el más grande de su tipo en el mundo.

El paseo por el Centro Histórico no solo es una oportunidad para conocer la historia de Reims, sino también para sentir su alma y su carácter. Desde el paseo podrás admirar las vistas de la ciudad y de sus símbolos más emblemáticos, como el Beffroi, la torre del ayuntamiento que es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Luego de visitar el Centro Histórico, te recomiendo cenar en el restaurante Le Boulingrin, uno de los restaurantes más tradicionales y prestigiosos de Reims. El restaurante Le Boulingrin se encuentra en el interior del Mercado Central, un edificio art déco que ocupa una antigua plaza de toros.

El restaurante Le Boulingrin es un lugar que te hará viajar en el tiempo y en el espacio. El restaurante recrea el ambiente de una brasserie francesa, con una decoración elegante y acogedora, con muebles de madera, objetos antiguos, carteles publicitarios y música clásica.

Te ofrece una cocina regional, refinada y generosa, elaborada con productos locales y de temporada. Entre los platos que podrás probar se encuentran el foie gras con chutney de higos, el solomillo de ternera con salsa bernesa, el bacalao con crema de champán o el pato confitado con lentejas. El restaurante también tiene una carta de vinos locales y nacionales que podrás maridar con tu comida.

Termina tu cena en el restaurante Le Boulingrin con un postre típico del norte de Francia, como la tarta tatin, una tarta invertida de manzana caramelizada; o el baba al ron, un bizcocho empapado en ron y nata. El restaurante también tiene una tienda donde podrás comprar productos regionales como quesos, embutidos, dulces o vinos.