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Celebrar el Día de Muertos en el centro de Oaxaca es una experiencia mágica que te sumerge en una tradición única y vibrante. Las calles del centro se llenan de color con altares, flores de cempasúchil y el aroma a copal que envuelve cada rincón. Pero si buscas una experiencia aún más auténtica, una visita a Xoxocotlán es imprescindible.
Este pequeño pueblo, a solo unos minutos de la ciudad, cobra vida con sus cementerios iluminados por miles de velas, donde las familias honran a sus seres queridos en un ambiente de profunda devoción y alegría.
Es un viaje al corazón de una tradición ancestral que te conectará con la esencia misma de la cultura oaxaqueña.