Nuestra travesía por Biarritz continúa este nuevo día con una divertida jornada en la playa Grande Plage, una de las playas más famosas y concurridas de la ciudad. Esta espectacular playa se encuentra en el centro de Biarritz, junto al casino y al Museo Asiático, y te ofrece un espacio de ocio y relajación.

El nombre de la playa no es en vano, ya que tiene una longitud de más de un kilómetro y una anchura que varía según la marea. Con su arena fina y dorada y sus olas grandes y potentes, esta playa es el paraíso de los surfistas y los bañistas. Con sus elegantes sombrillas y sus coloridas cabinas, esta playa tiene un aire chic y cosmopolita.

La playa Grande Plage es un lugar donde el mar se entrelaza con la historia y la cultura de Biarritz. Esta playa se hizo famosa en el siglo XIX, cuando la emperatriz Eugenia la eligió como su destino vacacional favorito. Desde entonces, esta playa ha atraído a numerosas personalidades del mundo del arte, la política y el espectáculo. La playa también ha sido escenario de importantes eventos deportivos y culturales.

Las actividades acuáticas son el alma de la playa y crean un ambiente dinámico y divertido que contrasta de manera fascinante con el clima templado de Biarritz. Podrás practicar surf, natación, vela o kayak, o simplemente tomar el sol y disfrutar del paisaje. Todo ello contribuye a crear una experiencia única e inolvidable.

Más allá de su mar impresionante, la playa te cautivará con su paseo marítimo, su casino y su museo, que lo convierten en un lugar lleno de vida y entretenimiento. Es la continuación perfecta para un día repleto de sorpresas y descubrimientos en Biarritz.

No querrás perderte el secreto sorprendente que guarda la playa Grande Plage. Este tesoro se relaciona con la historia del cine y una película célebre. ¡Te invito a descubrirlo!

Después de pasear por el Jardín Botánico, mi sugerencia es que visites el Museo Asiático de Biarritz, uno de los museos más originales y sorprendentes de Francia. El museo se encuentra a unos 15 minutos en autobús del Jardín Botánico, en el barrio de La Milady.

El museo fue fundado en 1996 por el coleccionista y viajero Jean Choupin, que reunió más de 1000 objetos de arte y artesanía de diferentes países de Asia. El museo ocupa una villa moderna, que tiene una fachada blanca y una terraza con vistas al mar. El museo alberga objetos de China, India, Tíbet, Nepal, Indonesia y Japón, que se distribuyen en varias salas temáticas.

Está dividido en varias salas temáticas, como la sala de China, la sala de India, la sala de Tíbet, la sala de Nepal, la sala de Indonesia o la sala de Japón. El museo también organiza exposiciones temporales sobre temas relacionados con la cultura y el arte de Asia.

En la sala de China podrás ver objetos de porcelana, jade, bronce y seda que datan desde la dinastía Han hasta la dinastía Qing. Algunos ejemplos son los jarrones Ming, los budas sonrientes, los leones guardianes o los abanicos pintados.

Otra sección interesante es la sala de India donde podrás ver objetos de madera, metal, piedra y tela que representan la religión y la mitología hindú. Algunos ejemplos son las estatuas de Shiva, Vishnu, Ganesha o Lakshmi; los mandalas, los diagramas simbólicos del universo; o los saris, las vestimentas tradicionales de las mujeres.

Por su parte, en la sala de Tíbet podrás ver objetos de bronce, madera y tela que reflejan la espiritualidad y el arte budista. Algunos ejemplos son las estatuas de Buda, los thangkas, las pinturas religiosas sobre tela; o los cuencos tibetanos, los instrumentos musicales que producen sonidos armónicos.

En la sala de Nepal podrás ver objetos de metal, madera y piedra que muestran la influencia del hinduismo y el budismo en este país. Algunos ejemplos son las máscaras rituales, los cuchillos ceremoniales, las estatuillas de dioses o los collares de cuentas.

También está otro espacio interesante llamado la sala de Indonesia, lugar donde podrás ver objetos de madera, bambú y ratán que expresan la diversidad y la riqueza cultural de este archipiélago. Algunos ejemplos son las marionetas wayang kulit, las sombras chinescas que narran historias épicas; los tambores gamelan, los instrumentos musicales que crean melodías hipnóticas; o las máscaras topeng, las máscaras teatrales que representan personajes típicos.

En la sala de Japón podrás ver objetos de cerámica, papel y tela que ilustran la elegancia y la simplicidad del arte japonés. Algunos ejemplos son las teteras raku, las teteras artesanales que se usan para la ceremonia del té; los origamis, las figuras de papel plegado que simbolizan la paz y la armonía; o los kimonos, las vestimentas tradicionales que se adornan con motivos florales.

El museo está abierto todos los días, excepto los lunes, de 10:30 a 12:30 horas y de 14:30 a 18:30 horas. La entrada cuesta 6 euros para adultos y 4 euros para niños. También puedes optar por una visita guiada o una audioguía por un suplemento.

Puedes acceder al sitio web oficial del museo para mayor información: Museo Asiático

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Seguidamente el tour por Biarritz te lleva a conocer el Puerto Viejo, el barrio más antiguo y marinero de la ciudad. El Puerto Viejo se encuentra a unos 20 minutos en autobús del Museo Asiático, en el extremo sur de la playa Grande Plage.

El Puerto Viejo es un lugar lleno de historia y de belleza. Aquí podrás ver casas de pescadores de los siglos XVII y XVIII, con fachadas blancas y rojas, adornadas con flores y redes. El Puerto Viejo también tiene un muelle, una lonja, una capilla y un faro.

Entre los monumentos que podrás ver en el Puerto Viejo se encuentran la Capilla de Santa Ana, una capilla del siglo XVII que alberga una imagen de la patrona de los marineros; la Lonja de Pescado, un edificio del siglo XIX donde se subastan las capturas del día; el Faro de Biarritz, un faro del siglo XIX que se eleva sobre un acantilado y ofrece unas vistas panorámicas del mar y de la ciudad; y la Roca de la Virgen, una roca que tiene una estatua de la Virgen María y que se accede por un puente metálico diseñado por Gustave Eiffel.

El paseo por el Puerto Viejo no solo es una oportunidad para conocer la historia de Biarritz, sino también para sentir su alma y su carácter. Desde el paseo podrás admirar las vistas del mar y de sus símbolos más emblemáticos, como la Isla de los Faisanes, la isla más pequeña del mundo compartida por dos países: Francia y España.

Después de explorar el encantador Puerto Viejo, te sugiero que culmines tu día con una cena en el restaurante Chez Albert, un auténtico rincón culinario en Biarritz. Este restaurante se encuentra en el interior del propio Puerto Viejo, cerca del muelle, y ofrece una experiencia verdaderamente única.

Chez Albert te transportará en el tiempo y el espacio, sumergiéndote en la atmósfera de una auténtica taberna marinera. En este lugar se sirven platos elaborados con pescados y mariscos frescos, capturados en las aguas locales. El restaurante se caracteriza por su encanto rústico y acogedor, con su mobiliario de madera, detalles náuticos, redes de pesca y faroles.

En Chez Albert, podrás disfrutar de una cocina regional, sabrosa y generosa, donde los productos del mar toman el protagonismo. Entre los manjares que podrás saborear se encuentran las ostras, almejas, mejillones, sardinas, bacalao y atún, todos preparados con maestría. Además, el restaurante ofrece una selecta carta de vinos locales que complementarán a la perfección tu elección gastronómica.

Para poner la guinda al pastel en tu experiencia culinaria, no te pierdas los postres típicos del sur de Francia, como la crema catalana, una crema pastelera con caramelo crujiente, o la tarta tatin, una deliciosa tarta de manzana caramelizada. Además, el restaurante cuenta con una terraza que te permitirá disfrutar de las vistas al puerto y al mar, proporcionándote una velada inolvidable.

Si quieres saber más sobre este restaurante, puedes visitar su página web oficial: Chez Albert.